viernes, 13 de junio de 2008

Carrera de Caballos

Las carreras de caballos en Australia son una actividad social muy importante. Siempre convocan muchisima gente y de todas las edades. Los amigos se reunen a charlar y tomar (esto ultimo principalmente) mientras hacen apuestas o siguen a su caballo favorito. Mucha gente va en familia, los niñitos participan y celebran con sus padres.


El fin de semana pasado, Matias (nuestro amigo argentino de San Luis) y Jill (su suegra) nos invitaron a las carreras en el hipodromo de Randwick.
















Fue una experiencia muy linda, ya que pudimos participar "desde adentro". Los padres de Pip (esposa de Matias) se dedican al negocio de los caballos por lo que teniamos tickets para estar en la zona de miembros. Esto nos permitio ver las carreras desde mas cerca e incluso acercarnos a la zona donde estan los caballos con sus jinetes antes de correr.


















Ademas de hacer un recorrido por el lugar mostrandonos las instalaciones (que son muy buenas) nos enseñaron las distintas formas de apostar y nos dieron tips de los caballos favoritos.


Por supuesto teniamos que ir muy bien vestidos, los hombres de traje y las muejeres muy elegantes, los sombreros o plumas en la cabeza son casi "una regla".

Pasamos una tarde muy linda, por supuesto que tambien hicimos nuestras apuestas y en alguna que otra ganamos!!
Matias fue el hombre con suerte del dia.

3 comentarios:

Pablo dijo...

Que pintuza!
Saludos!
Pablo

Anónimo dijo...

flaca degenerada !!!! qué escote !! y el collar de perlas ???? y las plumitas ??? dice marialè que quiere el look de "las hijas de Mc Cloud", o algo así. hermosa !!!!
No te olvides de traerte para La Paz ese vestuario para ir a la Vereda y alo de Carmen (que ya cerrò de paso te contamos), ja, ja, nos vemos.-

P dijo...

Mandíbula mecánica que indócil
baila, descolocada y entreabierta.
Articulando la madera fósil,
ruge con el crujido de las puertas

cierto muñeco con el ojo tieso
y mueca en otras épocas radiante.
Sin haber nunca dado un solo beso,
melancólico yace en un estante.

Los trazos que simulan ser cabello
no encierran sino penas sin color,
ignorantes del cielo, de lo bello.

Y, su estopa, cargada del dolor
de fingir que la vida es sólo aquello.
De no haber conocido un solo amor.